EUROPA
PRESS
5 junio
2016
El 68 por ciento de la población adulta confiesa que el sudor le
ha provocado momentos de vergüenza o incomodidad y hasta un 40 por ciento
asegura que esta sudoración le afecta en su vida diaria entre mucho y bastante,
según los datos de una encuesta 'on-line' elaborada por Laboratorios Rovi.
El trabajo se realizó entre
unos 600 participantes de 25 a 55 años para conocer el impacto que tiene el
sudor en el día a día de los ciudadanos, y muestra como esa incomodidad o rubor
que provoca es mucho mayor entre las mujeres (74%, frente al 62% de los
hombres).
"Sudar es
absolutamente necesario", ha defendido la jefa de Sección de Dermatología
del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, Aurora Guerra, que explica
que este fenómeno se produce cuando el organismo se expone a condiciones de
hipertermia, ya sea por factores medioambientales o por aumento de la actividad
metabólica, y necesita perder ese calor.
Cada individuo tiene entre
2 y 4 millones de glándulas sudoríparas ecrinas por
todo el cuerpo, con una mayor concentración en axilas, plantas de los pies y
palmas de las manos, labio superior y frente.
El estudio, realizado con
motivo de la presentación de un antitraspirante
desarrollado por la farmacéutica que mantiene su protección durante cinco días,
también muestra que, aunque no sea sufriéndolo en primera persona, hasta un 90
por ciento de los encuestados ha vivido una situación incómoda como
consecuencia del sudor.
Y entre las situaciones
embarazosas protagonizadas por este problema destacan que un tercio de los
encuestados dice haberse secado el sudor de la mano antes de saludar a alguien,
mientras que un porcentaje similar dice también que no volvería a quedar con
una persona que en la primera cita llega sudando u oliendo mal.
¿El sudor huele?
Aunque el sudor ecrino es un fluido inodoro, explica esta experta, son las
bacterias que conviven en la piel las que "crecen con facilidad en el
sudor ecrino produciendo el mal olor característico".
Además, también influyen otras glándulas llamadas apocrinas,
que aparecen antes de la pubertad y están presentes en axilas y región genital.
Del mismo modo, las
enfermedades raras o infecciosas o la ingesta de alimentos como el ajo, la
cebolla e incluso ciertos fármacos también pueden ayudar a que aparezca el mal
olor.
Para combatir este
problema, la doctora Guerra recomienda el uso de antitranspirantes ya que
"bloquean los conductos excretores de las glándulas para que el sudor no
salga al exterior y no se vierta sobre la piel".
En este sentido, el estudio
muestra como hasta el 39 por ciento no sabe las diferencias de estos productos
con los desodorantes que, como recuerda esta experta, "sólo enmascaran el
olor y no aportan una solución a estos problemas".